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Friday 1 September 2017

BABELICUS EN ESPAÑOL Número 4


Retrato de Mujer andina: Óleo de Adriana Alarco





BABELICUS EN ESPAÑOL

Número 4 - 2017

Estimados amigos:
Les presentamos el cuarto número de BABELICUS EN ESPAÑOL que forma parte del blog del amigo y escritor italiano Stefano Valente a quien agradecemos su apoyo y disponibilidad para con esta revista multicultural.
Se han publicado ya los números en portugués y en francés con cuentos originales en dichos idiomas, que pueden encontrar en la página web:
Y también en la página de Facebook:
Babelicus (grupo abierto)
Para este número nos han llegado cuentos en español, de varios países de América Latina y de España, llenos de magias, aventuras y sonrisas… En este número pueden leer estupendos relatos de varios escritores provenientes de México, Argentina, Chile y Perú,
Para que este proyecto siga creciendo, ruego a los escritores de lengua española interesados en publicar en Babelicus, que envíen sus colaboraciones a la responsable de la edición en español de la revista virtual bianual:
Adriana Alarco de Zadra: alarcoadriana@gmail.com
Se publicarán los cuentos que cumplan los requisitos de brevedad, gramática, fantasía y respeto.
Los autores no pierden sus derechos de autor.



JOSÉ MARÍA AGUIRRE (ARGENTINA)

EL  AUTORRETRATO

Soy el retrato de mi hacedor. Mejor dicho, su autorretrato. Estoy aquí, chato y sofocado. metido en un carpetón. Por el bamboleo y el ruido de los zapatones, supongo me lleva a la exposición del concurso.
Caso extremo este hacedor mío. Se concentró tanto en retratarse, que hasta transfirió su consciencia a mí, su autorretrato. Lo escucho caminar y sé que está medio ido, como un autómata. Sólo tiene la vaga idea de su propósito final: llevarme hasta el lugar del certamen de dibujo.
Percibo sus pasos cada vez más leves. Espero alcance a llevarme. Espero no se diluya en el aire de la calle; que no me deje tirado, metido en el carpetón.
Ahora siento un cambio en el andar, más y más débil por momentos. Parece que subiera peldaños. Debe ser la escalinata del salón exposición.
Es aburrido estar aquí, a oscuras, dependiendo de lo que haga el babieca de mi creador. Sólo sintiendo sus pasos ahora casi ingrávidos, como despertando ecos en un salón...  ¡Claro que sí!  ¡Ya llegamos!
Alguien habla haciendo resonar un amplio espacio. --Llegó tarde --dice--, ya se venció el plazo.
--Ya no puede presentar su obra --insiste otro.
--Váyase y deje de molestar --agrega el de más allá. ¡El jurado!  ¡El maldito jurado! ¡Los despóticos integrantes del jurado!  "Éste quiero... éste no quiero", indicando desde su pedestal. Retribuyendo favores... entregando trofeos por turno... cumpliendo con la moda de fauvísmo, dadaísmo, informalismo, neo-modernismo, surrealismo, post-modernismo, post-nuclearismo, ¡qué sé yo!
Y mi estúpido autor se queda parado, como un árbol seco, y no dice nada. Debe parecer la tonta imagen de una diapositiva, proyectada sobre un banco de humo de cigarrillos. Así, casi sus pendido en el aire, como colgado de su propia imbecilidad.
Además, suponiendo le aceptaran su trabajo fuera de término, le dirían que no encaja en alguno de los "ismos" de moda. ¡Aunque el mismísimo Miguel Angel Buonarroti presentara una obra de incógnito, no figuraría ni en el montón!
El carpetón se suelta y cae arrastrándome al suelo en un estruendo. Mi hacedor quedó tan sin substancia que su mano se abrió, pareciendo anticipar un final.
Las tapas se separan y yo asomo amenazante. El autor de mis días me mira, en un postrer impulso reflejo. Es lo que yo necesito. Me galvanizo y me voy corporizando trabajosamente, como para salirme del papel. La luz me da más energía. Me despego de la lámina, estirándome. Hago una torsión y miro a los Señores del Jurado, lanzándoles con mi mente el furibundo trallazo energético de mi odio. Quedan los tres estampados en la pared, chatos, dibujados.
Quedaron magníficos. Están bien así. Que aprendan lo que es sentirse un dibujo, esperando que una graciosa mano los distinga de los demás.
Miro al fantoche tontolón que me dio origen y lo veo alejarse flotando hacia la salida, fantasmal e impreciso como una voluta de vapor. La suave brisa y la luz del sol lo van disipando, hasta no dejar nada.
Delgado y laminar, me yergo rebotando en el medio de la sala de cuadros.
Los Señores del Jurado me miran, con estática e impotente expresión de horror, retratados en el muro, pegados.
Con cierta dificultad levanto el carpetón con la hoja en blanco. No me queda más que encaminarme hacia la casa de mi dibujante evaporado. 
Camino por la acera, foliáceo, como la figura recortada de un afiche. La gente mira aterrada mi cuerpo achatado, como salido de debajo de una aplanadora. Espero no se levante viento, pues sería arrastrado como un papel cualquiera.
El sol me ayuda proporcionándome substancia, al revés que con mi creador, pero aún sigo delgado como un cartón, igual a esas imágenes en las carteleras de cine. Sólo me faltan los travesaños de bastidores claveteados en la espalda.
Ahora que lo pienso, ¿quién soy yo en realidad? Tengo toda la memoria del artista que me plasmó. Él me la transfirió a mí. ¿Acaso soy él? Yo tomé conciencia cuando él quedó como una cáscara vacía. Entonces, ¿yo soy él, transvasado en un ente-dibujo ? Pero él era un tonto, y yo tengo facultades, habilidad, impulso. Pude darles su merecido a los jurados. No, no puedo ser él.
En fin, ya llego a la casa. Los vecinos me observan perplejos. Mi llave no sirve para abrir porque es chata como cualquier dibujo. Deberé deslizarme por debajo de la puerta.
Éso es... paso con toda facilidad...
Por ahora tengo que dejar la carpeta del lado de afuera. En verdad, tengo otra llave dentro de la residencia.
Ahora podría dedicarme a hacer retratos por encargo, rostro, medio cuerpo, cuerpo entero. La gente hasta pagará por verme, con mi físico chato y escalofriante moviéndome de aquí para allá. Me doy cuenta, fui rechazado en un concurso de dibujos, pero seré un éxito como fenómeno de circo.


ESPEJITOS DE COLORES

Estaban reunidos en torno al cráter. Los nuevos chapoteaban muy alegres en la lava. Los medios y los extremos oscilaban fluctuantes por la costa incandescente, cambiando conceptos.
Crepitor, uno de los medios, se dirigió al extremo pulsor.
--Dentro del próximo triple lapso se harán presente los Sólidos --manifestó crepitando.
--En ese curso tenemos reunión en el estrato magnético periférico --respondió el extremo--, giraremos y absorberemos radiación ultraviolácea. Formaremos moléculas y después micelas. Tal vez deberíamos posponer el contacto con los Sólidos.
--El contacto será breve y nada estrecho. Ellos llegaron desde su mundo, Sol Tercero, y ahora quieren que les permitamos apropiarse de las esferas fotónicas, para utilizarlas como combustible en sus cuerpos artificiales, en sus... digamos... máquinas... 
--Pero las esferas fotónicas son el producto remanente de nuestras conjugaciones amorosas --protestó el extremo Pulsor--, pedir eso es algo obsceno.
--Los Sólidos, expresan que a cambio nos darán cuerpos artificiales, productores de radiación ultravioleta --continuó Crepitor.
Desde la ionosfera descendían con lentitud algunos nuevos recién nacidos.
--Los rayos ultravioletas nos llegan naturales desde el centro estelar --protestó Pulsor con fuerza--, por lo tanto nos darán cuerpos inútiles, basura.
--Los Sólidos esperan acordemos el intercambio en su próxima presencia --expresó Crepitor, pensativo.
--¿Cómo se comunicaron contigo los Sólidos ?
--Tienen un Sólido artificial. Con él decodifican nuestros pulsos y luego los emiten como vibraciones atmosféricas --emanó Crepitor.
--Te diré lo que puede ocurrir, Crepitor. Si acordamos, ellos vendrán y cargarán con las esferas fotónicas. Se las llevarán todas. Luego traerán sus cuerpos artificiales que producen alimentos. Tú y yo, los medios y los extremos, no los usaremos. Pero se los darán a los nuevos; para ellos será una novedad, como un juguete. Luego perderán la facultad de alimentarse con la radiación estelar. Además, les parecerá una costumbre vergonzosa, caduca, superada.
"Más tarde los incitarán a producir más esferas fotónicas, mediante falsas conjugaciones. Los inducirán a conjugarse de las maneras más viles. Si los nuevos se rehúsan a hacerlo, les quitarán los cuerpos artificiales, o harán que no funcionen, para que no puedan alimentarse. Si los Sólidos no los proveen con los artificios, los nuevos no tendrán alimentos. Pasarán al Plano Superior como nuevos, sin llegar a ser extremos.
--¡ Pasar al Plano Superior como nuevos !  ¡ Es inconcebible ! --exclamó Crepitor.
--También sucederá que con todas esas vilezas de falsas conjugaciones y radiaciones artificiales, los nuevos se irán opacando, dejarán de ser Plasmas, se volverán Sólidos. Habrán de tornarse pesados, torpes y frágiles. Al llegar a extremos, como Sólidos se descompondrán... y no sé cómo harán para pasar al Plano Superior. Quizá dejen de existir... para siempre... Pero... ¡oh!  ...aquí llega Titila... los dejo solos --concluyó el extremo Pulsor, y se alejó flotando sobre la ardiente lava.
--¡Crepitor! --tañó Titila con alegría y rebotó contra él. Flotó sobre la roca fundida, se elevó muy arriba y después se abalanzó, rebotando de nuevo.
Para Crepitor fue un alivio encontrarse con Titila, después de los vaticinios apocalípticos manifestados por su amigo Pulsor.
--¡Vamos a bañarnos, Crepitor! --tintineó muy alegre el pulso de Titila, planeando errática y llevando a su compañero a zambullirse a la lava resplandeciente.
Ambos bucearon en el magma volcánico y más tarde chapotearon con regocijo, semisumergidos en los metales derretidos.
Bañados en las cálidas emanaciones sulfurosas, los dos se apretaron muy fuerte hasta comenzar a conjugarse. Los Plasmas fueron englobándose entre sí, hasta fusionarse en uno solo. Emitieron gran cantidad de luminosas esferas fotónicas, que flotaron sobre el cráter y rodaron entre las rocas candentes.
Acto seguido, los dos seres proyectaron un fortísimo destello. La luz se elevó en una línea incandescente, como un latigazo, hasta irrumpir en la ionosfera. Era probable que allí diera lugar a la gestación de un nuevo Plasma, que en poco tiempo descendería por las capas atmosféricas para reunirse con sus congéneres.
Cuando la multitud de Plasmas concretó reunión en el  estrato magnético periférico, con Pulsor, Titila y Crepitor mezclados en la muchedumbre, se pulsaron todas las noticias y detalles sobre los Sólidos. La determinación fue unánime. Todos rechazaron con horror las propuestas de los extranjeros. Entonces giraron en la inmensidad con alegría, tomaron alimento ultravioleta y formaron moléculas y micelas.
Los Sólidos en su totalidad treparon a su inmenso objeto artificial, para elevarse y abandonar el mundo de los destellantes entes plasmáticos.
Se fueron decepcionados, chasqueados.
Pero regresaron, claro. Volvieron con su enorme y opaco cuerpo artificial que los transportaba atiborrado de extraños artilugios y armas electrónicas; estaban determinados a forzar a los Plasmas para que aceptaran sus planes.
Los Sólidos se presentaron de nuevo, pero no encontraron a nadie. El planeta yermo giraba en su órbita como una hueca vasija recalentada.
...Y el pueblo de los Plasmas... por supuesto, aguardaron hasta que el último de los nuevos descendiera flotando desde la ionosfera y, acto cumplido, todos juntos se desplazaron con tranquilidad hacia el plano lateral más inmediato; es decir, a uno de la infinidad de continuums espacio-temporales existentes... Y allí, inalcanzables, vivieron felices y contentos para siempre...
     
Bio:  Nombre: José María Aguirre - email: pepeflechero@yahoo.com.ar
Nací en 1943, Rauch, Argentina, residencia actual Bahía Blanca; siempre soñé con guiones y dibujar historietas,y hasta dibujos animados en los estudios Disney, pero los mandatos paternos me zamparon a trabajar en oficinas de "comercio exterior", éso me llevó al desempleo y llevar una vida de "hippie" después de los 50, dibujando retratos y caricaturas en Buenos Aires y a través de diversas ciudades de Brasil durante más de 5 años. Escribir cuentos surgió a fines de los `90 como vocación latente; sólo he podido publicar hasta 5 cuentos en antologías de aficionados (traté de sintetizar lo más que pude).



JULIO GARCÍA VENTUREYRA (ARGENTINA)

EL CANDIDATO

En aquel pequeño país americano, se aproximaba la fecha de elecciones.
El Señor Presidente se paseaba con nerviosismo por su despacho. Era cerca del mediodía y se hallaba reunido con su secretario.
- Te lo dije… - empezó el mandatario, - No me cae nada bien el nuevo candidato que tiene nuestro principal partido opositor. De antecedentes intachables, honesto… con lo que puede lograr, entre otras cosas, que el pueblo crea en él; rubio y casado con bonita señora rubia, y con varón y nena, también rubios … reuniendo el perfil exacto de lo que el pueblo considera ideal… Ah!! … y hasta juega bien al golf.
- No creo que sea para intranquilizarte… - exclamó seguro el secretario. – Ni siquiera va a llegar a hacerte sombra en las elecciones.
- Te noto muy confiado. Pero yo no lo estoy, en absoluto, creo que es un peligro inminente que nos acecha. ¡Maldición! ¿Por qué habrá aparecido? ¡Si veníamos tan bien! ¡No teníamos oposición para lograr el nuevo mandato!
- Dionisio Barrera no va a llegar lejos. – volvió a decir el secretario desde su sillón.
- Han hecho una buena campaña proselitista que puede conducirlos al éxito. Quedaríamos afuera justo en el mejor momento ya que tenemos prácticamente adjudicadas dos importantísimas factorías extranjeras que nos llevarían a enriquecernos a lo grande; por supuesto, también iba a ser fuente de trabajo para muchos a quienes les vendría como una bendición de Dios por el desempleo que hay. – hizo una pausa y se detuvo pensativo. – Correr el riesgo de perdernos esto…, sería más que una lástima. –
Luego de llamar a la puerta, entró uno de los integrantes del personal de servicio, anunciando:
- Señor Presidente, el aperitivo está servido. –
- Tenemos que pensar algo… sí, un buen plan. – le dijo a su secretario mientras se dirigían a la sala contigua.
Mientras desayunaban, Dionisio Barrera le decía a su esposa:
- Anoche tuve un sueño grandioso. En este país ya no gobernaba el tirano que está ahora. Dios me había concedido el mando para restaurar la justicia y la igualdad en el país. Luchaba donodadamente en contra de la pobreza y el desempleo, contra el autoritarismo y los bajos salarios… y lo maravilloso era que las cosas se iban concretando… el pueblo notaba las mejoras… el país empezaba a florecer.
- ¿No es demasiado idealista? ¿No es un sueño muy difícil de hacer real? -
- Se puede convertir en realidad si la vocación de servicio es auténtica. –
Ella tomó la mano la mano de su marido. Sabía bien acerca del convencimiento que tenía.
El discurso había sido brillante y el pueblo colmaba la plaza y la principal avenida de la ciudad capital. El candidato caminaba ahora entre la gente que lo estrechaba ovacionándolo.
¡Era la esperanza de tantos! ¡Tantas ilusiones había depositadas en él! ¡Un país nuevo, libre y progresista!
El hombre joven se abrió paso con agilidad ente la muchedumbre.
Cuando estuvo cerca del candidato, a pocos pasos, extrajo de su campera una pistola automática descerrajándole tres disparos.
Hubo gritos, alboroto, corridas; pero Dionisio Barrera yacía en la calle sangrando profusamente al haber sido alcanzado por dos de los balazos en el cuello y la cabeza.
Los guardias aferraron al asesino, quitándole el arma, retorciéndole un brazo y aplicándole un golpe.
Conducido de urgencia al hospital, Dionisio Barrera había dejado de existir pocas horas después.
El presidente, desde su despacho, junto a su secretario, habían presenciado todo lo ocurrido por la enorme pantalla de televisión que tenía, como si el espectáculo hubiese sido una serie más de intriga y acción, pero en directo, y, dos días después, nuevamente reunidos, le dijo a su secretario:
- Bueno… no podemos quejarnos, salió todo perfecto, un teatro bien armado; hasta ese detalle que el criminal tuvo remordimientos y se confesó arrepentido, pidiéndole disculpas a la mujer y a los hijos del candidato, fue por demás creíble. A propósito…- dio unas zancadas deteniéndose frente al ventanal junto al enorme cortinado, y miró hacia el cielo. Se veía alejarse un avión. – Ahí se lo llevan al asesino y bien lejos. No quiero verlo nunca más en mi vida. Que no se olviden de raparlo, afeitarle el bigote y entregarle los nuevos documentos y de largarlo bien lejos, porque aquí está cumpliendo “perpetua”. En fin, soy de cumplir con mi palabra. Así es el poder, tiene sus cosas desagradables que uno igual tiene que hacer. – permaneció en silencio unos instantes y luego, mirando a su secretario, agregó - Sabés… anoche tuve un sueño grandioso… y era que este país comenzaba a reflorecer en todo, pero para lograrlo, necesitaba tener el camino despejado, para el bienestar total.

Bio: Julio García Ventureyra, nació  en Argentina, donde reside en la actualidad en la ciudad de Bahía Blanca. Es autor de cuentos (publicados en revistas y suplementos literarios), novelas y guiones cinematográficos, primero para cortometrajes: "El nutriero", basado en un cuento y que obtuvo una mención en un Festival Internacional de Cortos en Torrelavega (Santander),  España, y posteriormente para largometrajes, donde, como en los anteriores, participó como guionista y como director de cine: "Desafío al coraje", largometraje en color de temática policiaca, que se filmó hace años en las cercanías de Bahía Blanca, y que se exhibió en cine y TV, ya que el Canal Volver de Buenos Aires tiene los derechos de explotación del filme, que se emite cada tres o cuatro meses, así como en el video-club del Consulado Argentino en Barcelona.



EUGENIA PRADO BASSI (CHILE)

ASEDIOS (fragmento)

Uno. Una mujer babea su historia, su falta de fe.
Y yo, insoportablemente en crisis, me instalo sobre la cama.
La cabeza sobre la almohada. Mi pelo se llena de babosas.
Entonces, tú y yo, nos desplazamos hacia el lugar donde todo nos sucede.
Aterrados cuando el señor del maletín, la mujer de los labios pintados y el joven poeta, nos espían. Masculina la lengua, la vista, el párpado. Extraña forma de mirarnos. Y el hombre, en medio del alcohol, en medio de la noche y de las grabaciones extranjeras se acerca lento, algo busca, algo, quiere saber.
Pero mírela bien, si es tan linda –le dice.
Ella, se hace la loca.
Dos. Y nos pasan tantas cosas, en medio de ti, en medio de la noche, en medio del taxi, en medio de los hombres y del sexo, en medio de los años.
Insoportablemente en crisis, si no fuera por ti, jamás los subterráneos.
Aturdida mi cabeza, se enreda de babosas asesinas.
Tres. Una mujer ríe a carcajadas. La veo ofrecer sus golpes, sus espasmos, con palabras torpes, crispadas.
Insoportablemente en crisis, apocalípticas las voces de jóvenes poetas, y que, de tiempo en tiempo, se modifiquen nuestros mezquinos hábitos.
Entre tanto, enroscadas, rojas y brillantes, las babosas juegan con mi pelo, con tu pelo, con las extensiones de tu pelo. Se mueven como enredaderas. Onduladas trepan. Algunas caen o se deslizan entre palabras blancas, otras, significan. Tomo algunas y me las llevo a la boca. Muerdo las vocales. Todos buscamos algo.
Cuatro. Viaje en Transantiago. Un tipo nos agrede.
Que ni se atreva a tocar tu pelo, pienso. Él, al verme, baja la mirada. De miedo y de clase el hombre se entera y se aterra. De la fuerza que tiene la clase se aterra, en este país y en los espacios dónde nos movemos.
Insoportablemente en crisis, un puñado de babosas resbala por mi cuello, mientras una casta completa de poetas apocalípticos siembra noches de amanecidas imposibles. El terror del día, del otro día, y que no se acabe la noche, tu noche, y volver a separarnos. Entonces, nos preguntábamos por qué tanto interés en el fin del mundo y no hablar del principio de todas las cosas; de la fuente dónde se confunde la voz, o de cuándo la lengua alcanza en el lóbulo su máxima fe.
Cinco. Una mujer juega y se ríe en la pantalla de la Tv. Su belleza de actriz favorita es tan espléndida que de rudeza espanta. Ella, la blanca de todos los espectáculos, sonríe.
Y otra vez la mirada puesta sobre ti. Sobre mí, cuando nos miramos. Que no somos chicas fáciles, ni lo piensen, chicos menos, ni se les ocurra. Entonces, pensábamos alianzas imposibles, ser cómo Pinky y Cerebro y que juntos salvamos el mundo o, en una de esas, hasta nos apoderamos de todo.
Insoportablemente en crisis, todos buscamos atrapar entre las piernas.
Solo así, hundiéndonos en las cavidades del otro, es posible predecir el fin del mundo.
Después, nos juntaremos, una vez más, a hablar sobre lo mismo, porque de qué hablábamos tú y yo, si no es de eso, de tanto darle al cuerpo hasta derribarlo.
Insoportablemente en crisis, babeábamos historias ajenas y las propias y nos preguntábamos por qué, nosotros no hablábamos así de las catástrofes o de cuando no habrá mañana y es probablemente cierto, todo lo que digas, pero, por favor, Apocalipsis Zombi ¡NO! Que miedo.

Bio: Eugenia Prado Bassi: Nace en Santiago de Chile. Es escritora, diseñadora gráfica y editora en Ceibo Ediciones.
En 1987 publica “El cofre”, en Ediciones Caja Negra. En 1996 “Cierta femenina oscuridad”; 1998 “Lóbulo” y el año 2007 "Objetos del silencio, secretos de infancia" en Editorial Cuarto Propio, el último, editado en 2011 por Emooby, en Portugal para formato kindle.
El año 2000 re-edita "El Cofre" en Surada Editorial. El año 2004 estrena “Hembros: asedios a lo post humano” novela instalación escénica plástica en el Galpón Víctor Jara; en 2006 la  obra de teatro “Desórdenes Mentales”. En 2011 publica "Dices miedo", novela visual; en 2012 la tercera edición de "El Cofre". Su última publicación es el cuento infantil ilustrado “BluVivi y Gusaringo viajan en la marcianave” en co-creación con su hijo, Vicente Pinto Prado, en Ceibo Ediciones.



MARI CARMEN OREA ROJAS (MÉXICO)

LOS MUERTOS RECIENTES SON LOS PAYASOS

Listo en las gradas para ver la función, esperó a que se apagaran las luces. El espectáculo comenzó. Primero, los grandes acróbatas. El maestro de ceremonias no paraba de sonreír y gritar a viva voz las hazañas, habilidades y portentos de cada uno. Luego, el mago. Para el truco de magia, una de las hermosas ayudantes se acercó al espectador y lo invitó a pasar al escenario. Un poco atemorizado, aceptó.
Después del truco de magia, que resultó brillante y fantástico, no pudo acertar a volver a su lugar. Todo se volvió sombras, no veía bien hacia las gradas, la luz del escenario le cegaba. En eso, la música dejó los redobles de la magia y se volvió divertida. Una mano le alargó un traje multicolor, con grandes zapatos y una nariz roja.
-No entiendo bien todo esto- dijo
-Es muy fácil –le contestó el maestro de ceremonias, discretamente y sin dejar de sonreír. –Los muertos recientes son los payasos.
Entonces, ya sin ninguna duda, se puso el traje de colores y comenzó a bailotear y jugar, riendo. Mientras, en las gradas, el resto de la gente le miraba. Y también reía.

Bio: Mari Carmen Orea Rojas es originaria de Puebla, México. Licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica, Maestra en Estética y Arte, ambas por parte de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Pasante de la maestría en Educación, por el ITESM, y de la maestría en Desarrollo Humano, por la UPAEP. Actualmente, docente de Bachillerato Internacional en plantel Angelópolis de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.



ADRIANA ALARCO DE ZADRA (PERÚ)

IDEAS, PALABRAS, SONIDOS

Jalo una idea de la frente. Es larga y elástica; está llena de letras y colores. La observo maravillada. Se va envolviendo alrededor de mi cuerpo y me abraza. Rauda como el viento, empiezo a poner todos los signos en su sitio para percibir su significado cuando, al fin, se rompe la idea y se desvanece nuevamente, silenciosa, en medio de la nada, por el mismo camino que llegó.
Hoy salen de mi boca palabras fluidas como finas cuerdas de seda esperando recibirte con halagos y promesas. Tratan de ser dulces y a veces son amargas. Ocupada, tejo una cuerda diariamente y la convierto en vocablos floridos de color y de seda pero tú no llegas nunca. Luego desamarro, destejo, destiño y empiezo con el nuevo día, día a día, noche tras noche. Esperándote, las telarañas que me rodean, poco a poco se van anudando y convirtiendo en áspera soga de cáñamo, hasta que, enronquecida, se me hace un nudo en la garganta, sabiendo que no llegarás, y ya no salen más palabras de mi boca.
Pacientemente, lo espero siempre mientras crecen de mis dedos, sin mayor esfuerzo, ramas llenas de hojas y una que otra flor. Es largo el día y va anocheciendo. Las acaricio, las siento, percibo su aroma. ¿No vas a llegar nunca? El cabello se vuelve follaje y de pronto me encuentro de pie, plantada como un árbol en la esquina de mi casa, sintiendo entre mis brazos vegetales la brisa, áspera como tus dedos, acariciarme con el viento de la noche.
Aferro los sonidos musicales que llegan a mi oído como los símbolos del pentagrama. Si no es do es sí, si no es re es sol que alumbra. Puedo moverme… ¡Vamos corriendo todos a la sombra, a colgar en los árboles la música que tañe con campanas domingueras y festivas, fa fa fa! ¿Te das cuenta que hoy silba con el viento, la la la, mi mi mi, y que yo estoy siempre aquí? Y al llegar finalmente de tu largo viaje, tú encontrarás, esperándote, una orquesta movida por el viento…

Bio: Adriana Alarco de Zadra, nacida en Lima, Perú, ha publicado libros de geografía, de teatro, de ciencia ficción, poesías y cuentos. Es viuda pero sus hijas y nietos le dan alegría y serenidad. Cuando se le terminan las palabras, pinta. Los colores le llenan la vida. Página Web: http://www.adrianaz.it Blog: http://adriana-alarco.blogspot.com/